“En amor inverti pesimo”
Es uno de los máximos exponentes de la música bailantera. Su volcánica relación con Nazarena Vélez le generó una fama que no buscó. Desde entonces su vida no volvió a ser la misma. Tras su desvinculación sentimental con la actriz, volvió a su bajo perfil. Intentó rearmar su existencia, tarea que consiguió con tenacidad y amor propio. Hoy, la vida le dio otra oportunidad que no piensa desaprovechar. Habla Daniel Agostini, un hombre que huyó del escándalo mediático que -según él- no provocó, pero del cual fue protagonista. Al paso del tiempo, ¿lo lleva bien o lo digiere como puede? -Lo llevo bastante bien. Además, no soy tan viejo. Tengo treinta y siete años. Aún estoy lejos de la tercera edad. ¿Qué cosas que hacía hace diez años no puede llevar adelante hoy? -Y... seguir usando ropa ajustada. ¿No le da el físico? -El físico me da. Tengo cuerpo para usar esa ropa, pero intento adaptarme a los años que tengo. ¿La bailanta es un medio caníbal? -Tanto como cualquiera. En todos los ámbitos, se sacan los ojos y se morfan unos a otros. ¿Se defiende de las habladurías? -No me defiendo. ¿No le interesa lo que dicen de usted? -Sí, pero no lo puedo evitar. Como hablar es gratis, la gente dice cualquier cosa. El día que cobren por decir estupideces la mayoría se va a llamar a silencio. Los comentarios en su contra, ¿no le molestan? -No me llegan porque no dejo que alguien se meta en mi territorio. Defiendo a morir mi gente y a mis músicos, pero cuando se pasan de la raya soy muy jodido. ¿Es violento? -Para nada. ¿Nunca tuvo un rapto de locura? -No más que cualquiera. Quien dice que nunca tuvo un rapto de locura, miente. ¿Cuánto de vocación y de negocio tiene lo que usted hace? -Un 80 por ciento de vocación y un 20 por ciento de negocio. ¿Hizo algún trabajo por necesidad económica? -Desde que empecé en Sombras hasta hoy jamás hice algo por fuera del ambiente musical para ganar plata. Antes de dedicarse a la música, ¿cómo se ganaba el peso? -Como obrero metalúrgico. ¿Usted proviene de una familia de clase media? -Media para abajo. Y pensar que ahora es el divo de la bailanta... -Ni ahí. Yo soy un tipo sencillo. No tengo delirios de nada. De hacer un balance, ¿usted diría que la música le dio más de lo que le quitó? -Lo que puedo decir es que me dio todo, pero me quitó algunas cosas. Si hoy dejase de trabajar, ¿podría vivir el resto de su vida de sus ahorros? -Si quisiera rascarme a cuatro manos, no lo podría hacer. Debo seguir trabajando. ¿Por necesidad o placer? -Por ambas cosas. ¿En qué despilfarró la plata? -En malos negocios. ¿Y en el juego? -No. Juego muy poco. El juego es como un cable a tierra. Siempre lo supe controlar. Y entonces, ¿en qué perdió la plata? -En haberme juntado y separado muchas veces. ¿Esa fue su peor inversión? -No sé si fue la peor, pero que es una pésima inversión, ponele la firma. Dicen que el amor da revanchas... -Es cierto. Además, quién nos puede quitar el derecho de rehacer nuestras vidas. Tal vez uno mismo se niega a esa posibilidad. -Es posible pero, por más que hayas cometido miles de errores, uno tiene derecho a comenzar de nuevo. De hecho, yo fui un tiro al aire pero, en cierto momento, me propuse formar una familia y lo hice. Pero fracasó. -Sí, pero lo volví a intentar. Y volvió a fracasar. -Sí, pero lo volví a intentar y, por suerte, formé una familia, tengo dos hijos y estoy al lado de una mujer bellísima. Siempre se puede volver a empezar. -Nunca es tarde.
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